El ejercicio del liderazgo no se limita a mantener cautivas a las personas, sino a ayudar a cada miembro del equipo o grupo a emprender un vuelo para descubrir sus potencialidades.
En las organizaciones, las cuales son estructuras más solidas y formales, este rol del líder se transforma y se suma a la función directiva; claro, esto es a través del otorgamiento de autoridad para ejercer esa función, donde no solo, es necesario motivar, liderar o inspirar a las personas, sino que es indispensable cubrir ciertas competencias profesionales y perfil adecuado que necesita el puesto para desempeñarse.
En tiempos de contingencia, esto es situaciones quizás o no prevista con la posibilidad que suceso, obliga los directivos (llámese dueño, propietario, gerente, supervisor, jefe) a estar preparados para tomar acciones en lo de los objetivos y metas de la organización.
Con la declaración de Pandemia a nivel mundial por COVID-19, los directivos replantean el curso de las organizaciones, a través de acciones, los cuales no son soluciones sacadas de la manga, sino son derivadas del conocimiento pleno de la situación en particular, su entorno y realidad en específico. Estas situaciones de contingencia mueven de una u otra la planeación y la estabilidad de las operaciones, lo que pone en aprietos a los tomadores de decisiones, ya que de ellos depende la continuidad de negocio y mitigar el impacto los riesgos derivados de la situación.
Por tanto, entre los retos que los directivos deben de considerar en tiempos de contingencia, destacamos los siguientes:
- Liderazgo inclusivo. Con digitalización masiva de las operaciones, las organizaciones son globales, los colaboradores y colaboraciones, más diversos.
- Más que un directivo, un líder. La sociedad se encuentra en un proceso de transformación de manera acelerada, liderar equipos diversos y remotos es parte del cambio, por que el empoderamiento es clave fundamental en la dirección de personas.
- Enfoque a resultados. Con la implementación del trabajo remoto o teletrabajo, la confianza y participación de las personas de hace imperante en el logro de los objetivos; por lo que los directivos, deben de mejorar sus mecanismos de medición y cuantificación de desempeño.
- Comunicación y retroalimentación. Todo buen directivo es alguien que escucha, observa, pregunta, se comunica con su gente y actúa con base a información. Es capaz de reciclar propuestas de mejora.
- Conocimiento estratégico. Los directivos no solo deben conocer a la organización, también las necesidades de su equipo. El liderazgo de los directivos debe estar ligado al negocio y a su estrategia, y conocer las necesidades de los clientes, además de a los competidores.
- Individualizar también es integrar. Los directivos deben conocer las fortalezas de cada miembro del equipo para construir equipos de trabajo más efectivos.
- Proactividad y Resiliencia. Las situaciones de contingencia ponen a prueba la capacidad de los directicos de tomar decisiones en sucesos inesperados, la agilidad de redefinir estrategias que garanticen la continuidad de negocio y su la habilidad de inspirar en la adaptación a una nueva realidad.
Como vemos, la función directiva aportar valor a la organización y a las personas a través de las decisiones de quienes desempeñan esa posición, al considerar que sucesos como el COVID-19, son situaciones de cambio inesperado, y que la velocidad de actuación es una competencia vital del directivo como líder.