De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), “evaluar es un medio clave para mejorar el proceso de toma de decisiones, generar conocimiento en la organización y proveer evidencia relevante y verificable sobre la eficiencia, efectividad, impacto y sostenibilidad.” En otras palabras, provee un balance de una intervención particular, enfocado en que funcionó, que no funcionó y por qué. Las evaluaciones también examinan sí o no se tomó el mejor camino y si este se ejecutó de un modo óptimo.

Al considerar la evaluación de cualquier capacitación, proyecto, programa o política, es necesario abordar ciertos conceptos clave tales como:

• El momento en que la evaluación se lleva a cabo;

• Las preguntas que se espera que la evaluación responda;

• Los criterios y dimensiones que orientan la evaluación.

Debido a la importancia que ha adquirido el desarrollo de competencias laborales, así como el monto significativo de inversiones públicas y privadas, es necesario conocer el impacto de las acciones de formación llevadas a cabo.

La necesidad de evaluar el impacto se reconoce cada vez más en ámbitos institucionales, públicos, privados y por las personas interesadas en la formación profesional y laboral. Conocer los resultados, efectos e impactos de los programas de formación resulta fundamental para tomar decisiones respecto de la calidad, la pertinencia y equidad de los mismos.

La creencia de que evaluar el impacto implica procesos exigentes en información y en tiempo y, por ende, relativamente complicados y costosos, inhibe muchas veces la utilización de esta herramienta práctica. En la evaluación no siempre son mejores los métodos más ortodoxos que muchas veces sólo se reproducen en laboratorios y no se relacionan con la práctica cotidiana de la información.

La información que genera la evaluación apoya la toma de decisiones para ajustar las intervenciones, ampliarlas, recortarlas o sustituirlas. Es útil para los gestores de los programas de formación laboral, los decisores de políticas públicas, las empresas y las personas en general, para:

• Revisar si el programa de formación está simplemente orientado por la oferta, o es realmente una respuesta a la demanda. Si un programa de formación está orientado solo por la oferta, puede ser solamente un buen motivo de gatos de recursos invertidos de un modo inercial y con bajísimo impacto.

• Contribuir a la creación de mejores programas de formación y desarrollo de competencias laborales.

• La conformación de un sistema de información más amplio y permanente que apoye la definición de políticas y acciones de formación profesional más coherentes.

• Mejorar la gestión de los programas y abrir procesos de aprendizaje organizacional.

• Difundir el conocimiento sobre el programa y las actividades desarrolladas.

• Favorecer una mejor gestión y comprensión de todas las partes implicadas.

• La rendición de cuentas y la transparencia en la utilización de los recursos e inversiones.

• Saber en qué medida la información ha incidido en la mejora de los resultados de la empresa y si la inversión realizada tiene un retorno positivo.

• Precisar el valor de la formación suministrada por las empresas, en especial cuando se quiere estimular este tipo de capacitación.

• Promover una cultura de aprendizaje y formación permanente en las organizaciones.

• Estimular el aprendizaje y que la personas puedan tomar mejores decisiones para su desarrollo de carrera.

En ese sentido, cuando se elabora el diseño de programa de formación laboral, se hace en relación con una necesidad identificada. Usualmente es la generación de habilidades y competencias que son demandadas en el mercado y por tanto se sustenta en un conjunto de hipótesis sobre el modo en que dicho programa producirá un resultado diferente y mejor a lo que existe.

Por ello, un primer paso fundamental en la elaboración de un proyecto de formación profesional y laboral es formular explícitamente lo que se espera lograr, es decir, como parte de una estrategia de mejora de la productividad laboral y adecuada gestion del cambio organizacional.

XPANX® cuenta con la infraestructura, Instructores expertos, y la acreditación como Centro de Capacitación y Evaluación de Competencias Laborales de conformidad con la legislación vigente en la materia. Ayudamos a nuestros clientes, su personal y sus negocios a cumplir con la norma y crecer en términos de productividad laboral y competitividad de mercado.

La capacitación y evaluación de su impacto enriquece el conocimiento y es una inversión para las organizaciones y las personas. Permite al capital humano eliminar el temor a la incompetencia o la ignorancia individual, pues todos los comentarios y dudas son absueltos con total claridad por los instructores expertos.

En la evaluación del impacto de la formación de las personas en la organización es importante considerar los cambios necesarios para lograr los objetivos propuestos en el proyecto verificando la idoneidad y exactitud de los procesos y actitudes.